Por: Willy Nava/ @WillyNavaG
Wenceslao Álvarez era uno de los espectadores que presenciaban el partido entre los Mapaches de Nueva Italia que visitaban a las águilas del América en encuentro de la Segunda División Profesional del futbol mexicano. El reloj marcaba casi las 6 de la tarde aquel 8 de octubre del año 2008 cuando los campos de Coapa se llenaron de bullicio y ruido completamente ajeno a los gritos de los futbolistas, reclamos de entrenadores o festejos de gol.
Ese día, a las instalaciones americanistas, arribaron miembros de la Agencia Federal de Investigación (AFI) junto a elementos de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), para llevar a cabo un operativo que sorprendió a todos, tanto a jugadores, cuerpos técnicos y aficionados.
Los elementos trasladaron a todo el plantel del club visitante, Mapaches, a la Procuraduría General de la Republica (PGR) ya que su dueño, Wenceslao Álvarez, era buscado por tráfico de drogas y nexos con un grupo delictivo denominado La Familia Michoacana. Cargos que fueron comprobados después tras la detención del dueño y presidente del club michoacano.
El deseo por dedicarse a jugar futbol, llevó a José Juan “Gallito” Vázquez a andar de forma errante en la búsqueda de una oportunidad a nivel profesional. El oriundo de Roque, pequeño pueblo ubicado en Guanajuato, tuvo que picar piedra desde las divisiones inferiores y ahí se encontró con una anécdota trascendental para él.
En el 2007, Atlético Comonfort (ex equipo donde Vázquez jugó en la tercera división), conseguía el ascenso a segunda división lo que llevó a su directiva a venderlo a un nuevo empresario que trasladó la franquicia a Nuevo Italia, municipio de Michoacán, para formar un nuevo equipo en la categoría.
Al terminar su participación con el Atlético San Francisco (su equipo de ese momento), a José Juan le llegó la posibilidad de formar parte del naciente proyecto michoacano y al que se le veían bases para desarrollar un club serio.
“Les prometieron una cantidad dinero y eso los entusiasmó y al poco tiempo ya estaba entrenando allá” declara Raúl Vázquez, padre del contención de León. A pesar de ya estar con su “nuevo” equipo, las condiciones pronto cambiaron y lo prometido no se cumplió, ya que la cantidad y los términos fueron modificados.
De aquella situación, el papá del Gallo, recrea la plática que se dio entre su hijo y la directiva del equipo cuando llegó el momento de arreglar los contratos: “¡qué Gallo!, ¿vas a firmar?, a lo que el jugador contestó: “¿Me van a dar lo que me prometieron?”, la respuesta fue rotunda: “No, te vamos a dar lo que nosotros queramos” por lo que su hijo, recuerda el señor Raúl, recogió sus cosas y se deslindó del Club.
Curiosamente quienes no cumplieron con lo prometido y con el equipo que el “Gallito” decidió no vincularse fue, precisamente, Mapaches de Nueva Italia.
Aunque el equipo no existe por la desafiliación de la franquicia por recursos ilícitos, el “Gallito” estuvo cerca de formar parte de un equipo que, si bien pudo no haber truncado sus deseos de ser futbolista, si pudo haber modificado el camino que ha llevado al guanajuatense a la cumbre del éxito en el futbol mexicano
Hoy, todo eso quedó atrás y José Juan Vázquez tiene mucho que festejar pues se encuentra en la antesala de un final más, además busca refrendar el título del León conseguido en el torneo pasado y lograr el bicampeonato para su equipo; pero sobre todo, “Gallito” está feliz y sonríe pues el futbol le dará la oportunidad de formar parte de la escuadra de Miguel Herrera y estará en el Mundial de Brasil.